El capitalismo de culto
he Cult Capitalism es un término que empleamos en Minted para describir una forma de economía basada en el culto de las figuras públicas, su prestigio, reputación o marca personal.
Esto es posible porque gran parte de la economía o del comercio se fundamentan en compartir creencias comunes sobre lo que tiene valor no por su uso como el dinero, sino porque así lo percibimos.
El arte es un buen ejemplo. Muchos inversores eligen el arte como un activo donde invertir porque ellos ven valor en esa pieza y piensan que otros lo harán. Y lo compran porque piensan que otros lo harán también en el futuro, si es que deciden venderlo. Pueden pensar que existen críticos de arte, museos y otras instituciones que pueden indicar el valor de un cuadro o una escultura. Pero realmente el valor lo pone la última oferta del último comprador.
Soy consciente de que estoy simplificando algo muy complejo, pero lo cierto es que los activos financieros no soló se basan en matemáticas, ciencia económica y financiera, sino que también tienen mucho de fe y creencia. Por eso hay empresas que cotizan muy por encima de su valor “real”. Y entrecomillo real porque el valor que tiene una empresa cotizada realmente es el valor al que cotiza, no la estimación que los expertos creen. Otra cosa es que esa creencia pueda cambiar porque esté mejor o peor fundamentada.
Hilando con eso, quizás este capitalismo de culto tiene una manifestación clara en figuras como Elon Musk, gran personaje posmoderno y gran ejemplo de este capitalismo del s. XXI que pretende ser sostenible, integrador, “progresista” y tecnológico, pero rabiosamente liberal y capitalista al mismo tiempo.
En el s. XX esas figuras fueron Rockefeller, Getty, Buffet, o incluso Gates. Cada uno de ellos ha sido un gran exponente de la economía/capitalismo de su época -acero, transportes, petróleo, finanzas y software-.
Actualmente los exponentes tienen que ver con la economía pujante de hoy. Con Internet, Bezos (Amazon Web Services); Zukerberg con los medios (redes sociales) y la telecomunicación; Google; Apple; Tesla; Nvidia… Las 5 mayores empresas del mundo ya no son petroleras, bancos o de infraestructuras físicas. No son empresas que comercian con materias primas, construyen cosas o dan servicios de crédito. Son empresas que se dedican a la tecnología que, en buena parte, es intangible. Y que en mucha parte venden resultados futuros y no presentes.
Siendo así las cosas, es normal que las figuras públicas que reflejen esa economía basada en intangibles desarrollen también así su capital personal intangible: la reputación y la legitimidad.
Aquí os dejo aun articulo de Vitalik Buterin (fundador the Ethereum) sobre este tema y que merece la pena leer: https://vitalik.ca/general/2021/03/23/legitimacy.html
Esos dos conceptos se van a convertir en fundamentales en esta economía de culto. Porque si el activo principal en dicha economía son los followers o seguidores, los fans, la interacción y el contenido, el capital puro que da valor a esos activos es la reputación y la legitimidad de la persona o personalidad en torno a la que gira esa comunidad.
El otro día le dije a un amigo que en el futuro muchas de las principales marcas serán personas. Y él me contestó: ¿personas o comunidades? Y es un punto válido porque esta nueva estructura de capital intangible gira en torno a la imagen, la reputación y la legitimidad, y para que esas existan, debe existir una comunidad o un grupo de personas que crean en ello.
Por eso el capitalismo de culto gira en torno al creador del capital intangible. No obstante, solo es posible a través de la creación de comunidades que valoren dicho capital.
La demostración empírica se ve en cómo un solo tweet de Elon Musk puede hacer que cientos de millones de dólares se evaporen o se creen en bitcoin o en su propia empresa. Pero esto mismo ocurre en finanzas, política económica, deportes y casi cualquier sector.
Vamos hacia una economía que va a estar basada aún más en conceptos intangibles, los cuales tendrán una manifestación real en cómo se conforman los mercados y las empresas, y sobre todo en lo que se ha venido a llamar la content economy. Pero de eso ya hablaremos la semana que viene
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